Entre el 2002 al 2010,
la única provincia argentina que disminuyó su población, de un censo a otro,
fue Corrientes. ¿Por qué habrá pasado esto? ¿Qué sintieron y que sienten los
que forman parte de esa estadística?
Está claro que el
debate de unitarios vs federales quedó bastante atrás y que, en cuestiones
políticas y económicas, ganaron los primeros. Pero, a mi entender, en materia
de nacionalismo, el federalismo se observa día a día en las personas del
interior, aun en aquellos que residen en Buenos Aires.
Un provinciano admira el
empuje de los porteños, así como su amplitud hacia lo extranjero, lo distinto. Sin
embargo, muchas veces no deja de sentirse foráneo, extraño en la city. Y quizás esto se deba a la falta
de conocimiento de muchos capitalinos de su propio país. Es que, si bien están
geográficamente en Argentina, difícilmente lleguen a encarnar la Patria como lo
hace alguien del interior, quien la vive, la siente, la disfruta, y también la
padece desde su cotidianeidad.
El hecho de que alguien
vaya a trabajar y/o estudiar a la capital de los argentinos, desde cualquier
otro rincón del país, no habla sólo de lo bueno de esta Ciudad, ni de las
carencias de la natal. Más bien de las ganas de muchos provincianos de
progresar y empaparse de todo lo bueno que tiene el porteño. La nostalgia por
la propia tierra se ve sosegada por todo lo nuevo por descubrir.
Además, el del
interior que reside en Baires, probablemente no llegue a extrañar del todo a sus
pagos: constantemente familiares y amigos van a la capital a hacer turismo,
negocios o trámites. Por otro lado, en el caso particular Corrientes, el número
de correligionarios de San Martin que residen en la ciudad autónoma de Buenos
Aires es enorme. Esto conlleva, de modo usual, la magia de hacer amigos nuevos,
a la vez de encontrar gente con las mismas raíces de uno y darles, desde la
distancia, otra significación e importancia, lo que de otra manera sería muy difícil.
Entonces, vivir en
Buenos aires se convierte en un permanente juego entre el sentido de
pertenencia vs sentido de la experiencia. Nada te va a hacer sentir más lugareño
que permanecer en el lugar donde naciste, creciste, te educaste y están tus
familiares y amigos. Pero todo esto
queda chico si lo que pretendes es desarrollarte al máximo en tu profesión,
aprender incansablemente, experimentar cosas distintas, desafiar tus propios límites
y ver si podes “pertenecer” a más de un lugar.
Si alguna vez tuviste
ganas, no dudes mucho. “Emigrar” no significa que te olvides de donde viniste.
Sino que sepas adonde soñas llegar y qué experiencias nuevas querés vivir,
exportando todo lo maravilloso de tu tierra.