sábado, 5 de febrero de 2011

REFLEXIONES FREUDIANAS


Hace al menos tres años que voy al psicólogo. Es mi momento cada tres semanas de reflexión y autoconciencia de cosas positivas y negativas de mi vida. Ayuda a ver las cosas dese otra perspectiva, a tener una visión de la realidad distinta a otras. 

¿Qué onda? ¿estás loco o algo? me preguntan cuando les comento sobre la parte psicológica de mi vida. A lo que yo contesto: la psicología al hombre es lo que la bayaspirina al resfrio. El psicólogo es como un amigo (caro por cierto) sin tener relación afectiva alguna. Pero a el le decís cosas que ni a tu hermano de la vida le dirías. Por el simple motivo de que con el estudias tu subconsciente, las causas y no las consecuencias. Sin ser un consejero, ayuda a que vos descubras por motus propio el sentido de muchas situaciones de la vida. Suena paradojico, pero su visión objetiva de los subjetivo de tu mente es un aporte no menor para cualquier persona. 


Estoy absolutamente convencido de que este blog tiene mucho que ver con lo logrado en el diván de quien yo llamo Freud. Aprender a poner en perspectiva, sentarse en la platea un rato para ver el escenario de tu vida es necesario para replanteos y toma de decisiones correctas. 


En esta etapa en la que uno parece que tiene más defectos de la juventud, pero pocas de sus virtudes, uno no deja de volcarse en sus amistades y la familia para encaminar su rumbo. No obstante, un lavado de cabeza cada tanto, no tiene desperdicio para nadie. Llevar al extremo el nivel de reflexión sobre tus cosas no solamente significa autoconocimiento sino también percibir lo que otros reflejan en vos. 


Cerca del cuarto de siglo de vida, donde el pasado fue de aprendizaje y el futuro cercano de ejecución, uno se permite poner pausa y observar donde está parado para preguntarse: ¿Es acá donde quiero estar? ¿Esto es lo que me va a permitir lograr algo más adelante? ¿Beneficio a alguien de manera indirecta al menos? 

No importa si estas preguntas las contestas solo, por medio de amigos o de analistas; pero, si logras tres respuestas afirmativas, vas por buen camino.